"No es porque las cosas sean difíciles por lo que no nos atrevemos, sino que por no atrevernos ellas se hacen arduas."

Lucio Anneo Séneca



lunes, 29 de octubre de 2012

Adolescencia

"Hola, somos Juan y Emilia. Estamos preocupados porque nuestra hija de 15 años se está volviendo rebelde. No nos gustan sus amigos y creemos que está tomando drogas: está más irritable, no quiere comer apenas, no pasa nada de tiempo en casa, está todo el día fuera... Si le ponemos límites de horarios o intentamos hablar con ella, se enfada y nos dice que no tenemos por qué decirle lo que tiene que hacer, que está bien, que ella sabe lo que hace, etc. En fin, discute mucho con nosotros y no sabemos cómo hablar con ella y sobre todo, no sabemos qué le pasa".

Hola Juan y Emilia, gracias por vuestra consulta. 

Para empezar, conocer las características de la etapa por la que está pasando vuestra hija ayuda a quitar importancia a ciertos comportamientos que os preocupan y, sobre todo, ver esta etapa como un estado natural que forma parte de su desarrollo: vuestra hija se está haciendo mayor.

La fase de la adolescencia es una etapa de muchos cambios fisiológicos y psicológicos. Se producen cambios en su cuerpo y en sus hormonas que pueden influir en su estado anímico (estar más irritable o triste) o en su apetito. Los chicos y chicas de su edad necesitan relacionarse más, pertenecer a un grupo y sentirse identificados con ellos, por ello pasan más tiempo fuera de casa y se distancian de la familia. El adolescente quiere escapar del control de los padres, de la sumisión propia de la infancia, y encontrar un nuevo marco social que le permita actuar con autonomía, y lo encuentra en el grupo de iguales.

Vuestra hija no discute con vosotros por gusto. En estas edades las personas tienen la necesidad de diferenciarse de sus padres para así desarrollar su propia identidad como adultos. Podréis comprenderla mejor si aceptáis los cambios de esta etapa, si le ofrecéis apoyo y estabilidad, respetando su necesidad de independencia y privacidad.

Es importante mostrar una actitud de escucha y reflexionar con ella sus puntos de vista y los vuestros. Así le mostrareis respeto y le ofreceréis un buen modelo de comunicación. Dialogar con ella sobre los temas que os preocupan es más efectivo que “regañar”. Intentad hablar con ella expresándole vuestra preocupación y cómo os sentís, creando un ambiente de confianza mutua y hacerle saber que puede contar con vuestro apoyo. Por ejemplo, conversar sobre sus amistades, sobre prácticas potencialmente dañinas como fumar, tomar drogas u otro tipo de situaciones, pero sin acusarla de nada, puesto que puede sentirse atacada y mostrar una actitud defensiva hacia vosotros, dificultando así el diálogo.

Sería conveniente que reviséis el sistema de normas y límites y negociarlo con ella, replanteándolos y adaptándolos a su mayor autonomía. Esto implicaría más libertad de actuación para vuestra hija así como más responsabilidad.

Llevando a cabo estas prácticas veréis como la comprenderéis mejor y podréis ayudarla a sobrellevar esta difícil etapa.


No hay comentarios:

Publicar un comentario