"Hola, mi nombre es Rafael y quería consultaros un problema que tenemos con nuestro hijo. Tiene 10 años, y siempre ha sido un buen chaval. Sin embargo, de un tiempo a esta parte tiene frecuentes pataletas, incluso a veces llega a darnos patadas o puñetazos y a tirar cosas si no se hace lo que él quiere. No sabemos por qué se comporta así, nosotros nunca le hemos pegado y siempre le hemos dicho que la violencia está mal, pero él reacciona con mucha furia a la primera de cambio. No nos hace caso y no sabemos qué hacer con él, a veces nos da la impresión de que no estamos siendo unos buenos padres, aunque creemos que siempre le hemos dado todo lo que ha hecho falta... ¿Qué podéis decirnos?"
Estimado Rafael,
Ante todo quiero daros ánimos, y aseguraros desde aquí que sois unos buenos padres, simplemente porque os preocupáis por él y estoy seguro de que hacéis todo lo que está en vuestra mano para procurar su bienestar, como estáis demostrando ahora.
Educar es algo a lo que a los padres no se les enseña, y es algo muy complicado especialmente cuando el niño es muy temperamental. Los padres suelen afrontar la educación de sus hijos con voluntad e ilusión, pero a veces no es suficiente si no se tienen las ideas y sobre todo si no se es constante.
Hay ciertos niños cuya falta de autocontrol o empatía, baja tolerancia a la frustración, o problemas de comunicación les provocan conductas violentas, que ellos justifican como medios legítimos para resolver los conflictos. Pero estos problemas suelen aparecer en niños caprichosos, sobreprotegidos por sus padres, acostumbrados a obtener todo cuanto quieren o carentes de una educación que siga unas pautas constantes y adecuadas.
Por ello lo más importante es que seáis constantes y firmes en la educación de vuestro hijo. Los niños notan de forma intuitiva la seguridad y el estado emocional de sus progenitores, por lo que nunca os tenéis que amedrentar ante sus rabietas. Hay que acostumbrarle a la espera, no acudiendo inmediatamente a sus llamadas de atención, así también aprenderá a buscar sus propias soluciones a los problemas. Y en general, tenéis que conseguir un equilibrio entre el afecto, la disciplina y la comunicación, escuchando siempre a vuestro hijo, pero sabiendo cuando decir “sí” y cuándo decir “no”, e intentando ser siempre congruentes y consecuentes con su comportamiento. Quizá os iría bien la ayuda de un profesional, pero estoy seguro de que mejoraréis la relación con vuestro hijo. Un saludo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario